Y en estos mismos años, se hace visible que en el Gran Norte, hay una realidad socio-económica bastante definida que impulsa la creación fallida del Virreinato de Santa Fe y luego la definitiva creación del de Nueva Granada : la audiencia de Quito será en ambos casos adscrita a estos virreinatos y hasta formará parte del Virreinato de Nueva Granada y luego, Gran Colombia.
Si nos centramos en el norte peruano, podemos percibir que este espacio hunde sus raíces en una realidad prehispánica poderosa, el reino Chimú6, a pesar que Para los peruanos y norteños es un reino muy conocido y que se sabe que fue enfrentado por los incas y su rendición 6 dio pie a la presencia del imperio inca.
Pero, en realidad, en términos arqueológicos se sabe muy poco de este reino cuya importancia ha sido dejada de lado frente a la riqueza material de los moche.
Un estudio sobre los chimú en Kauffmann Doig Solo sabemos, por ejemplo, que conquistaron los territorios y tuvieron oposición con los tallanes de Piura7 pero no sabemos las relaciones que tuvieron con otros grupos humanos, como los Cajamarca, siempre presentes en el universo Chimú.
Estos grupos humanos, al parecer, tuvieron una fuerte actividad de intercambio; basta ver la fortaleza y volumen de caminos del Qhapaq Ñan8. Pero como es conocido, los intercambios pasaron de ser sagrados y, vía dones y contradones, a una economía de mercado que se fue desenvolviendo y constituyendo conforme el mundo hispánico se iba asentando en estas tierras.
Para todos es muy conocido cómo el interés de la corona española se centró en la producción de oro y, sobre todo, plata; cómo todo el interés burocrático se focalizó en las minas de Potosí y el circuito Lima- Huancavelica- Cusco- Chuquisaca9.
Pero el norte del Perú nunca contó con minas articuladoras de su espacio a pesar de que sabemos que Trujillo quintaba oro —pero de saqueo de huacas— y que Hualgayoc fue un importante centro minero Comunicación personal, julio Al respecto, Astuhuaman en ese mismo libro.
Quiero mencionar, sin embargo, al clásico Assadourian quien estableció el sistema mercantil del espacio surandino virreinal a partir de la construcción de su mercado interno.
Ver particularmente sobre Hualgayoc: Contreras La primera tuvo como mercado a Chile y es conocido el impacto del tráfico de la azúcar norteña por el trigo chileno11 y muy poco conocida, la producción arrocera, presente en el Perú muy tempranamente: desde se registra este producto porque supuesto es que se utilizaba para la comida de los esclavos negros, el sango Considérese, además, que los españoles traen la ganadería que rápidamente es incorporada a la vida cotidiana de la gente; la ganadería menor cabras entre los indios que utilizan las amplias pampas norteñas mientras que la mayor vacunos y equinos son parte de las haciendas- estancieras.
Estos productos circularon en volumen creciente conforme se fue estableciendo el virreinato y la forma de vida que lo acompañaba; quizás y habría que estudiarla, la oferta cultural de los recién llegados resultó sumamente interesante para los que aquí estaban reconocimiento de derechos, aunque fueran comunitarios; una economía de intercambio fundada en moneda y no en el esfuerzo humano al estilo de la mita prehispánica; el vínculo con una autoridad cuya fuerza política estaba más en la ley escrita que en la costumbre y, finalmente, una ideología cohesionadora como el cristianismo fundada en un religare con un Dios hecho hombre.
Una línea 11 El clásico en el tema de las haciendas azucareras del norte es Susan Ramírez y yo misma trabajé el tema vinculado al terremoto de , ver Aldana Sobre el tema del arroz pues hay muy poco estudiado porque era para un consumo socialmente no importante; solo hay estudios contemporáneos.
Pero quizás si tuvo algún vínculo mayor con los africanos esclavos porque el nombre hoy remite a un territorio nigeriano que quizás no existió en el pasado.
UU, me parece muy sugerente la idea del poder blando, de una oferta cultural- ideológica por parte de un actor político que atrae y cautiva a gente que recién la conoce. Por supuesto, hay mucho que investigar en el camino. Mientras tanto, señalemos la teoría de J.
Nye En todo caso, los norteños se construyeron como tales bajo el mundo virreinal. El comercio entre estos pueblos y ciudades fue muy activo y constante, bastante libre y autónomo del control virreinal cuyo interés, como se ha dicho, se centraba fundamentalmente en la producción y el tráfago de metales preciosos; ciertamente, el retorno de una barra de oro o de plata era mucho mayor en términos absolutos que una reata de arrobas de azúcar.
Pero el comercio norteño era constante y continuo, lo cual propició no solo la ganancia por la circulación y el traslado de capitales sino también un conjunto de vínculos sociales que sostenían ese continúo movimiento de hombres y productos.
La relación humana y económica no se centraba en un solo producto eje central como en el sur, articulado en base a la minería. En el norte, el circuito era local-regional y permitió, no solo la constitución de regiones, sino de macroregiones para fines del siglo XVIII.
Trabajo de campo, Maestro José comunicación personal, abril Junto con los medianos hacendados, desarrollaron las casas-tinas donde se producía jabón, que era enviado sobre todo hacia los obrajes de Quito y alguna producción también hacia el sur, a Huamanga.
Esa gran negociación se combinaba con la cotidiana en la que participaban todo un conjunto de pequeños y medianos productores agrícolas, comunales e individuales, en la que entraban a tallar algunas arrobas de arroz, sacos de frejol, algún zurrón de zarzaparrilla, pita y tocuyo hilado, cabras, gallinas, pollos para el consumo.
No faltaba tampoco el esclavo o la esclava solicitada directamente al mercader que iba a Panamá; se solían comprar de uno en uno y se registraron pocos ingresos masivos directamente al espacio norteño. Por su parte, los indígenas eran muy activos en el comercio: los sechuranos, por ejemplo, se lanzaban en sus grandes balsillas de caña de Guayaquil, llena de múltiples productos que iban intercambiando en el camino hasta el Realejo en Nicaragua donde al llegar, secaban las cañas, las vendían y se contrataban como pilotos de barco de retorno; negocio al cien por ciento.
Los sombreros de Jipi Japa eran negociados hasta Tumbes donde competían con los del Bajo Piura y con los de Eten y Monsefú; generalmente consumidos localmente.
Y eran importante porque de su cumplimiento dependía el éxito o fracaso de los envíos de los comerciantes; bastaba con que un arriero detuviera una carga fuera de la ruta pactada para que se corriera el riesgo de pérdida Se puede afirmar que se formaba un espacio que abría a manera de pinzas, teniendo a la ciudad de Trujillo en la parte estrecha y que cruzaba toda la intendencia, abriéndose por la costa y por caleteo hasta Tumbes y Guayaquil mientras que por la sierra, vinculaba Cajamarca, Chachapoyas y subía hacia la selva aunque el camino principal era por Loja hacia Cuenca; aquí enganchaba un circuito grande de comercio, la ruta de Quito.
El cierre de esta pinza en una suerte de triángulo era la relación, difícil pero existente, entre la sierra sur de la audiencia de Quito con Guayaquil por la costa; como veremos, las bodegas de Babahoyo eran claves en la subida a la sierra quiteña.
Cada uno de los espacios formaba parte de un activo mundo de circuitos que los proyectaban por todo el norte, como en el mapa 2 que toma como ejemplo a Piura y Paita pero hay que recordar que cada punto mencionado reproducía en pequeño y mediano lo que se señala.
Justamente una característica del comercio del norte peruano es que todas las localidades, por pequeña que fueran, participaban del tráfago mercantil, fuera directo o indirectamente. Si por tierra, el espectro de negociación económica era muy amplio, por el mar, las dimensiones incluso eran sorprendentes.
Los comerciantes del norte peruano se comunicaban desde siempre y directamente hasta Chiloé en el extremo sur 15 Todas estas relaciones sobre el Antiguo gran espacio y los mercaderes que lo cruzaban, ha sido extensamente trabajado en Aldana Aquí se constituye una suerte de segunda pinza y triángulo, de dimensiones enormes, que se intersecan: Trujillo hacia Lima es el punto de cierre y se abre cruzando el norte del subcontinente hacia el Virreinato de Nueva Granada y sobre todo el Caribe que desde Jamaica hacia Panamá, cierra juntando el Atlántico con el Pacífico a través del Realejo, siempre mencionado en los documentos mercantiles.
Un Gran Norte que se constituyó fundamentalmente como el Virreinato de Nueva Granada pero que se proyectó sobre un amplio espacio: desde el Pacífico con el puerto fluvial de Guayaquil, convertido en gobernación para , pasando por la audiencia de Quito, el virreinato de Nueva Granada y la capitanía general de Venezuela, todos volcados sobre todo al espacio transimperial, al decir de Bassi passim , que suponía el Caribe.
Considérese que en este espacio se constituyeron luego tres repúblicas luego de la independencia; es decir, hubo una primera independencia de España y luego una separación y proceso de autonomización entre estos espacios o segunda independencia, en realidad que supuso toda una suerte de composición y recomposición política, territorial y humana.
En este Gran Norte se encuentra desde la producción tabacalera y luego cacaotera de Guayaquil, la producción obrajera y ganadera ovejera de Quito que se vinculaba con el sur del virreinato del Perú gracias a sus textiles y los intercambiaba fundamentalmente por vinos y licores ; la vasta producción agropecuaria colombiana y la presencia de los mantuanos cacaoteras de Venezuela en paralelo a sus llaneros.
El gran tráfico mercantil, sin embargo, se centra en el Caribe; la tierra —o mejor dicho— el mar de los piratas, corsarios y filibusteros. Estos ladrones pero también comerciantes encubiertos fueron en realidad, los puntos de avanzadas de los otros reinos e imperios europeos que no podían acceder a Hispanoamérica libremente.
Allí circulaban cantidad de productos, hombres e ideas. El peso económico sobre todo estaba dado en la trata humana, el gran negocio fue la negociación de esclavos negros, liderada por Inglaterra.
Incluso se señala que esta realización mercantil fue la que capitalizó a este reino y le posibilitó el llevar adelante la revolución industrial Este párrafo recoge posiciones bastante comunes, conocidas y tradicionales sobre la economía del gran norte.
Al 16 respecto me parece muy importante Bassi Sobre las afirmaciones de la capitalización por el trato negro, ver Nuñez y sobre los piratas y la importancia del Caribe, ver Apestegui Trujillo, Capital de La Independencia del Perú Dos puntos centrales del gran norte se encuentran también en el norte del Virreinato del Perú; las representaciones mentales de la sociedad, y la pura y simple economía.
Por tanto, es entendible el gran miedo social que se genera en esta zona a los levantamientos de los esclavos negros, como lo resaltan los artículos compilados por Chust y Rosas que tratan sobre el gran norte. Este miedo es un elemento central que cruza la vida cotidiana desde el Caribe hasta Trujillo del Perú, donde no es tan fuerte la presencia de esta población como en el gran norte y ciertamente la esclavitud fue abolida para mediados del siglo XIX pero donde, con todo y a pesar de todo, hay una suerte de miedo y rechazo a esta población que probablemente refleje los vínculos y relaciones entre estos dos espacios.
En todo caso, está más presente el miedo a la población negra que a la población india, a pesar de algunos levantamientos medianamente importantes como el de Clemente Anto17, algunas veces, llamado el Tupamaro del norte.
La economía ciertamente era muy semejante. Como se ha visto, la base es menos la negociación minera sino el intercambio constante y continuo de un conjunto muy amplio de productos: desde azúcar y otros productos agrícolas, pasando por artículos agropecuarios, hasta incluso hombres.
Como se ha dicho, la diferencia es 17 Fue un indio al que se le denomina el Tupamaro norteño por las autoridades aunque su presencia no tuvo en absoluto, el mismo sentido, vigor ni fuerza que el de este curaca del sur.
Susan Ramírez ha trabajado a este personaje. El estudio local y bastante puntual, en Figueroa e Idrogo Señala Morelli que para , la mayoría de los puertos americanos eran independientes y que, por tanto, podían comerciar libremente con las otras potencias extranjeras y ciertamente entre ellas.
En todo caso, si es real que para hay vínculos fuertemente establecidos entre el antiguo gran espacio, —nombre dado a este territorio norte de la audiencia de Lima y sur de la de Quito— porque parte del virreinato de Nueva Granada participa de esta realidad cuyo extremo -desde nosotros- es la salida hacia el Caribe, punto neurálgico de encuentro humano de diversas culturas, colores de piel y de intereses sociales y económicos.
MAPA Nº 2 Fuente: Elaboración propia. El norte peruano comienza a despuntar merced a ese comercio de la tierra que supone productos consumidos por los locales, los provinciales, los virreinales y los de más allá.
Los circuitos económicos generados superaban por completo lo que hoy son límites nacionales, por cuanto éramos la parte americana de la monarquía hispánica y por tanto, en ese momento, estas relaciones solo implicaban relaciones supra regionales entre jurisdicciones de una misma monarquía.
Un intercambio, dicho sea de paso, que no se limitaban en absoluto al simple intercambio mercantil sino que suponía una compleja y densa red de relaciones sociales construida sistémicamente desde la pequeña localidad, pasando por la región y macroregión hasta configurar un gran espacio de movimiento y de mutua influencia: un gran norte Aldana: Un espacio que embonaba sutilmente al norte del Perú con la Audiencia de Quito, el Virreinato de Nueva Granada Calvo; Porras, y la Capitanía general y desembocaba, lento pero constante, al Caribe, punto de espacio transimperial Bassi: y que no ha sido mayormente considerado para la realidad del virreinato peruano y que recién, se comienza a aquilatar en su importancia en lo referido al comercio, como se verá.
En realidad, estas actividades conformaban una espesa red de relaciones humanas entretejidas con el tráfago de productos y la ubicación clave de los miembros de la familia a lo largo de las rutas de comercio: en un mundo en que las comunicaciones eran tan lentas y difíciles, contar con un pariente era tener un seguro para el movimiento adecuado de los productos.
Eran redes socialmente escalares, es decir, incorporaban a todo un conjunto de parientes que se ubicaban en toda la escala social, de acuerdo a su jerarquía.
Y también relacionaban un conjunto de actividades más allá de la agricultura y el comercio, como la producción de ollas y otros, tejidos de textiles pero también de sombreros. Para fines del siglo XVIII había un mercado interno muy estructurado solo que constituido como el punto de encuentro entre las formas de negociar nativas- andinas y las españolas-criollas: el vínculo humano pariente, amigo, compadre junto con la dificultad del movimiento del producto establecía el precio del producto No se trataba de las formas modernas y del mercado, que campearía después con el modelo liberal-burgués en apogeo Las competencias mercantiles no eran, por tanto, solo económicas sino también sociales: el comercio posibilitó la construcción de verdaderos linajes de mercaderes soportados en clanes y densas redes que creaba y recreaban constantemente el mismo clan mercantil y lo repetían de generación en generación por más que una compañía mercantil durara como normal un año y a veces, un poco más.
No discute, sin embargo, las relaciones regionales de Guayaquil para con el norte peruano y la vitalidad de esta influencia y por tanto, la de Nueva Granada en el espacio peruano norte.
Es cierto que la geografía era realmente importante: un comerciante debía conocer cuál era el espacio de su realización. No era lo mismo llevar productos a la sierra que hacerla circular por la costa: si hacia arriba, los animales debían estar acostumbrados a cargar peso en altura y a caminar por estrechos desfiladeros sin asustarse mientras que por la costa, caminar con peso bajo un sol abrumador y con muy poca agua y comida.
Peor aún, en la zona de entrada a la selva muchas veces los hombres remplazaban a los animales En el extremo norte, entre Loja y Celendín se criaron cantidad de mulas, burros hechores y piajenos más que los caballos, usados para el transporte individual. Las recuas eran de reata arriba o de reata abajo además de numerosas o pequeñas; todo dependía del tipo de comercio, si local, regional o finalmente entre virreinatos.
Para fines del siglo XVIII, con la sociedad virreinal en apogeo, el comercio por tierra impulsaba a que una localidad se relacionara con una región -más amplia que solo una provincia e incluso intendencia- que sistémicamente se vinculara con 19 Sobre el trabajo de las mujeres y su condición de trabajo ocioso, baste ver el Mercurio Peruano, las notas económicas que se presentan allí; ver Mercurio Peruano.
Edición Facsimilar. Aldana trabaja toda la densa red de comerciantes piuranos como la de los Velásquez y Tineo y la de los Espinoza de los Monteros; el soporte y reconocimiento social detrás de un comerciante de amplio espectro es realmente interesante. Estos mercaderes piuranos son tan solo un ejemplo de caso para el norte del Perú; al fin y al cabo, hasta hoy, el ser comerciantes es la característica más saltante de un norteño.
Esto último permitiría la formación de macroregiones y finalmente, constituyeran un gran espacio con líneas de realización económica y humana bastante común. La mayoría de las rutas comerciales al norte como la de valles y la de Quito recuperaban el Camino Inca y las entradas o salidas tradicionales a la selva.
Más bien, los puertos concentraron el mayor interés criollo; finalmente, para ellos, era vital la colocación de sus productos en los diferentes mercados hasta llegar al final, España. Como se ha dicho, si por tierra se cruzaba desde el norte del virreinato del Perú hasta la capitanía general de Venezuela, en un tráfago constante y continuo que anudaba lugares y gentes de a pocos y en cortos circuitos; por mar, el asunto era de muchas mayores dimensiones.
La relación estaba establecida desde la parte más austral del hoy Chile, Chiloé, hasta por lo menos el Realejo que no solo Panamá. Si los comerciantes y financistas limeños tienen como eje Panamá21, los norteños terminan en El Realejo, puerto de Nicaragua además, de la ciudad- puerto bisagra de dos mares.
En este enorme espacio, la definición del comercio por mar estuvo en manos de los norteños: al menos, para el caso del Virreinato del Perú; las relaciones entre trujillanos, lambayecanos y piuranos para con las costas chilenas; eran muy activas y bastante conocidas Baste pensar en ese famoso vínculo económico del azúcar norteño por el trigo chileno cuyo punto de encuentro era la ciudad de Lima, que iba más allá de la relación mercantil en el sur que generó la fuerza de los puertos intermedios.
Ver, como ejemplo, Suárez, Ambos importantes para los españoles: el primero, como cabeza y señora de los reinos del norte del Perú, heredero del poderoso imperio chimú y la llave de acceso a las ricas tierras del norte peruano.
Y el segundo, el único astillero de la Mar del sur donde se construían y reparaban los barcos que traficaban por el Océano Pacífico. Mucho se ha escrito de ambos núcleos.
De Guayaquil recupero aquellos que ya percibieron la importancia de este puerto sea como el gran núcleo fluvial, punto de entrada- subida a la audiencia de Quito, como los trabajos de Laviana Cuetos , , , ; la importancia económica que resalta Contreras en sus estudios sobre la economía de exportación ecuatoriana y desde lo socio- político a Morelli que se centra en el accionar de los actores sociales en la independencia y temprana etapa republicana del puerto.
Por supuesto, no olvido a los hoy clásicos J. Estrada Icaza, T. Hammerly con sus estudios socio- económicos de la provincia ni tampoco los estudios de A. Gomez Iturralde, la genealogía de E. Garay Arellano, las narraciones históricas de Pino Roca, Calderón y otros muchos más.
Pero me interesan los señalados porque ellos coinciden en mencionar, primero, que la importancia de Guayaquil se visibiliza a fines del siglo XVIII y luego que forma parte del virreinato de Nueva Granada y lo enmarcan en él.
Por mucho, que también reconocen la suerte de autonomía relativa que las características geográficas le posibilitaron desenvolver a este gran puerto fluvial. En estos trabajos están claras las vinculaciones hacia el Pacífico, a través de Guayaquil, de un virreinato de cara al Atlántico, como el de Nueva Granada.
Pero para con la sierra, el acceso era bastante más difícil Por esta misma dificultad geográfica, la ciudad de Guayaquil fue itinerante durante un buen tiempo; las tradiciones establecen que entre y hubo varias fundaciones y que finalmente, la ciudad terminó por no moverse del pequeño cerro de Santa Ana.
Como muchas otras ciudades, sobre todo en el norte del Perú, no se tiene a ciencia cierta una fecha consensuada de fundación de la ciudad. La vida urbana, sin embargo, ancló merced al desenvolvimiento de los astilleros primero y luego de las fábricas de tabaco y por cierto, el comercio del cacao.
Ciertamente la importancia inicial de Guayaquil fue dada por su excelente ubicación frente al comercio marítimo establecido entre Callao y Panamá y por la posibilidad de establecer un astillero que se beneficiaba de las maderas en su entorno y en particular, de la famosa caña de Guayaquil.
Con esta se abastecía las construcciones de prácticamente todos los pueblos establecidos cerca de la orilla del mar: todas las casas costeñas del norte del Perú estaban construidas merced al uso de las largas y gruesas cañas de este puerto Pero los astilleros fueron la actividad más importante porque no hubo ningún otro astillero en la Mar del Sur; 23 No hay que olvidar que hasta hoy, es muy difícil subir a la sierra sur, Cuenca, desde Guayaquil.
La carretera es peligrosa y ciertamente es más fácil subir a Cuenca y Loja por la ruta tumbesina-piurana; subir por Macará Piura hasta Loja y Cuenca.
Pero faltaría un estudio académico para ver si esto es real o solo una percepción. Considérese que lo Pacífico de este océano era que no había mucho extranjero -y de allí el temor a los piratas- sino que era un mar español.
Lo que si queda claro —y es un consenso— es que Guayaquil despega en la segunda mitad del siglo XVIII y que, para ese momento, no se trata de un solo puerto sino de un complejo portuario, tal como señala Laviana , que incorpora a un conjunto de puertos; Paita, entre ellos.
Es interesante notar que la Corona debió haber percibido ese creciente auge por cuanto en , Guayaquil fue convertido en una gobernación; también es posible que percibiera la importancia de la negociación más allá de la minería. En fin, hay muchas explicaciones y diversas, de acuerdo a la perspectiva, pero en todo caso es interesante el creciente interés por productos agrícolas, negociados más allá de la localidad; un signo de un mercado articulado de Antiguo Régimen.
Aunque poco estudiado, hay que resaltar que el tabaco guayaquileño tuvo también una creciente y continua demanda desde inicios del siglo XVIII, pero ciertamente, la presencia del cacao y su demanda en aumento marcó la realidad de esta ciudad fluvial.
Es posible que por eso la Cédula Real de colocó a Guayaquil bajo el control político y militar del virreino de Lima mientras que la administración de justicia y de comercio queda bajo la jurisdicción de Quito; como se sabe, un tipo de mezcla de jurisdicciones muy típicas del Lo relativo a los astilleros y a las formas en que construían los barcos está señalado en las Noticias secretas de Jorge 25 Juan y Antonio de Ulloa, sorprendidos de que los barcos construidos prácticamente en cuadrado pudieran navegar.
Laviana Cuetos es la gran especialista en el tema y me remito a su estudio específico sobre la maestranza de Guayaquil y la construcción de barcos en el astillero. Ver Laviana passim. Todo lo cual demuestra lo importante que era este puerto fluvial de Guayaquil, como establece Laviana Cuetos 44 al recoger la información del viajero francés Gaspar Mollien quien señaló que del virreinato de Nueva Granada, si bien la ciudad más importante es Panamá [ Esa riqueza puede ser también una suerte de explicación o motivación para la pugna que se da en este puerto primero, entre los virreinatos de Lima y de Nueva Granada; luego la competencia que se da entre la intendencia de Trujillo y la audiencia de Quito y finalmente, por los países en formación.
No hay que olvidar que, con todo y a pesar de todo, para fines del siglo XVIII, la región de Guayaquil era oficialmente un puerto Pacífico del virreinato de Nueva Granada, cuya capital Bogotá tenía la competencia de ciudades como Cartagena, Zipaquirá, Maracaibo; Guayaquil tenía toda la posibilidad de moverse relativamente autónomo y a la vez, vincularse oficialmente con todos los circuitos que cruzaban Nueva Granada y extraoficialmente, respondiendo a la tradición y al tiempo de relación, con el norte del Perú.
Además, es por este boom económico y las posibilidades de contacto mercantil que se genera una fuerte competencia y antagonismo entre la sierra de la Audiencia de Quito, particularmente la ciudad, y la costa del Guayas, sé que mantendrá y hasta perfilará en el período republicano El entrecomillado es de Laviana Una visión general de su historia en Ayala La presencia de ingleses resulta muy interesante de pensar y siguiendo a Morelli y ss.
quien cita el informe del cónsul Henry Wood a George Canning, podemos realmente comprender el entusiasmo de los mercaderes británicos por este puerto y que, en realidad, no se limita a este puerto.
La necesidad de proteger el espacio marítimo del Pacífico sur también debe haber estado en juego. La exportación cacaotera era complementada con artesanía, manufactura y la construcción naval.
Como en el norte del Perú, se desarrollaban con fuerza un comercio, local, regional y continental; bastante más que el internacional al menos hasta Es conocido que la mayoría de las importaciones guayaquileñas de frutas, vino, harina, cuero, tabaco y algodón provenían sobre todo de los puertos de Perú, por mar desde Chile al sur y México; incluso la impronta de este país ha quedado marcada en el habla.
Y mientras del hinterland de la ciudad venían los alimentos como el arroz, la carne y el pescado; la relación con la sierra era muy complicada: los productos que eran introducidos por Guayaquil, eran desplazados hacia las Bodegas de Babahoyo, donde se almacenaban los productos en camino hacia la sierra; allí se iniciaba una de las más agrestes subidas a la altiplanicie quiteña.
Los textiles y los cordobanes bajaban, en una cadena de intercambios, por contra de los productos de Castilla; los de lujos traídos de Europa, como cera, cristal, porcelana, seta, cachemira, tinta, vino y otros licores.
Porque no se trata solo de Guayaquil, el espacio que vivió un gran desarrollo económico a fines del siglo XVIII, sino también el norte del virreinato del Perú. Recordemos que este puerto marítimo fue una de los pocas bahías naturales que permitía utilizar barcos con calado al estilo español y por eso prácticamente se convirtió en el puerto de parada más importante de la ruta entre Lima y Panamá; allí se mantenían los barcos y se aviaban sobre todo con agua fresca y comida en la ruta de comercio marítimo de gran alcance.
Sin embargo, todo lo referido a la construcción de barcos y a la estructura de los mismos, se realizaba en Guayaquil aunque las mejoras tecnológicas y la demanda de productos como el cacao irían cambiando dramáticamente la realización económica del puerto fluvial, como hemos dicho.
Y si del norte del virreinato del Perú se trata, ciertamente Trujillo fue la ciudad más importante; era la heredera directa del poder prehispánico de la zona. Por eso, los estudios y los trabajos de análisis de la zona son más densos en el tiempo y en complejidad histórica.
Primero está la gran cantidad de estudios arqueológicos en la zona por cuanto, como se ha dicho, Trujillo se asienta en los linderos de Chan Chan y restablece los vínculos y relaciones que este señorío o reino tenía para con el norte del virreinato Considérese que la ciudad española es fundada por Diego de Almagro en diciembre de y poco después, desde hasta , el territorio indígena fue reestructurado progresivamente, primero en corregimientos y provincias.
Finalmente la administración religiosa cayó en manos del Obispado de Trujillo , formado por los corregimientos de Trujillo, Cajamarca, Chiclayo, Piura-Paita, Saña, Cajamarquilla, Luya -Chillaos y Jaén de Muchísimo habría que decir al respecto: desde los estudios y trabajos arqueológicos que recuperan a los Moche y los 28 estudios sobre los Chimú y Chan Chan.
Ver la nota 3 ut supra. A esta intendencia se incorporaron los partidos de Trujillo, Piura, Cajamarca, Chachapoyas, Saña, Pataz y Huamachuco; la ceja de selva oriental queda fuera pero siempre bajo la impronta de esta ciudad capital del norte peruano.
De este Trujillo virreinal hay también muchos y muy importantes trabajos. Primero que nada, los estudios de Zevallos Quiñones quien analiza el largo tiempo de este espacio, desde lo prehispánico hasta el Trujillo colonial Hay que resaltar que mucho interés histórico ha despertado la presencia de tres personajes en el estudio de esta ciudad y su región: de un lado, la Relación descriptiva de Miguel Feijoo de Sosa30; luego las relaciones geográficas de José Ignacio de Lequanda31 y finalmente, las acuarelas e ilustraciones del Obispo Baltazar Martínez de Compañón cuya obra, Trujillo del Perú Importante información que motiva el estudio de Gómez Cumpa y que se incrementa con el de otros estudiosos como Díaz Pretel De esta ciudad es importante considerar que se encuentra, primero, una andinidad diferente a la del sur en cuanto la tradición es Moche-Chimú.
Luego, que no se sabe muy bien el tipo de relaciones internas preexistente a la llegada de los españoles; y finalmente, que cuando estos se establecen lo hacen cerca de los núcleos prehispánicos locales y los readecúan en términos de lo que para ellos 29 Ver, por ejemplo, Zevallos ; Ver Lequanda [].
Una muestra de los posibles trabajos sobre el tema en: Peralta Pero Martínez de Compañón ha generado un número enorme de estudios históricos que finalmente señalo pero no establezco. No es casual que la fuerza agrícola gire hacia el azúcar y el comercio de esta producción agrícola que, como se ha dicho, queda en manos de los señores más poderosos de la zona.
Sabemos que también hubo obrajes Díaz Pretel, y que hubo poderosos señores, incluso nobles, que se sustentaron en grandes circuitos de comercio que pusieron bajo su control, directo e indirecto, a todo el norte del Perú. La realidad económica del norte es visible aunque difícil de seguir y demostrar en cuanto riqueza ya que, en primer lugar, los lujos y los gastos son distintos a los que nosotros hoy encontramos y segundo, la formalidad de cuentas y de pagos de impuestos a fines del siglo XVIII es normalmente inubicable, porque se evaden de pagar al gobierno virreinal o simplemente la documentación no existe.
La minería fue la actividad que cautivó el interés de la Corona —baste ver los interesantes trabajos de C. Contreras35— y recién para el siglo XVIII se intentó conseguir el pago de impuestos a la tierra agrícola, como el cabezón, además de los propios del comercio —dicho sea de paso— con muy poco éxito en la rica región norteña.
Como se acaba de decir, el azúcar tuvo fuerte presencia e importancia desde el siglo XVII como lo demuestran los trabajos pioneros de Susan Ramírez;36 aunque 34 Me refiere explícitamente a conversaciones tanto con la Dra.
Karoline Noack, especialista en Trujillo del siglo XVI, y también a las comunicaciones directas del arqueólogo Juan Castañeda. La demostración está más que realizada a lo largo de los estudios históricos y en este sentido, resáltese la importante producción de Carlos Contreras Ramírez es hoy un clásico necesario para todo aquel que trabaje el norte del Perú.
Si su trabajo inicial sobre los productores norteños de caña del siglo XVII, desbrozó el campo histórico norteño, su vasta obra, difícil de enumerar por lo mismo, cubre muchos niveles de interés, permite configurar y aprehender el norte peruano. Por un lado; localmente, dentro del espacio regional, se fue generalizando el tan demandado cultivo de caña en pequeñas extensiones y, por tanto, se dio una interesante competencia; y del otro, las mismas tierras aledañas a Lima, si bien contaban con alfalfa y pequeña producción de pan llevar menestras, papa, entre otros , se comenzaron a especializar cada vez más en el cultivo de caña y se encontraban más cercanas al puerto de salida.
Incluso en Trujillo se comenzó a cultivar el arroz En todo el norte, el algodón, yerba mala de la región, también se convirtió en un cultivo que, particularmente se estableció en Piura pero que de manera aislada y progresiva, se extendió por todo el norte incluyendo Lima.
No deja de ser interesante que no se trata de grandes producciones al estilo de una economía mercantil moderna sino más bien de un conjunto de constante y continuas producciones y comercializaciones que permiten establecer que sí hubo una riqueza agrícola.
El punto está en que, de algún modo, cambian los agentes productores, se mesocratiza la producción y los señores resienten la competencia. Dinero hay pero de otras producciones y en base a otro tipo de giro mercantil; baste ver las hermosas casonas coloniales de la Plaza de Armas de Trujillo, bellas y pujantes a fines del siglo XVIII como un signo cualitativo de la riqueza de la región En un proceso —que solo perfilamos aquí porque rebasa de lejos el interés de este 37 Sobre la competencia de pequeñas producciones de arroz en Cajamarca, Huamachuco, Pataz, Chachapoyas y Jaén y también caña en Lima, en Gómez Cumpa Resalto que es muy interesante notar que cada vez que hay crisis agrícola, los cultivos que generalmente son desarrollados por sectores medio y populares, como el arroz, se convierten en la actividad central para los grandes agricultores que, además, invierten en establecer molinos.
Este proceso se ve para fines del siglo XIX e incluso a fines del siglo XX- inicios XXI. Es una conclusión que resulta de la investigación no terminada sobre el arroz del siglo XIX-inicios XX en Lambayeque-Chiclayo.
También que fue una ciudad amurallada para protegerla de los piratas. Ver Gómez Cumpa 6. En el reacomodo socio-económico de fines del siglo XVIII con la fortísima demanda de productos no mercantilizados mayormente hasta ese momento, como la quinina; Trujillo es la ciudad norteña que sale beneficiada.
La mejor quina es la de Loja pero la demanda determinó que fuera muy fuerte la extracción y, para fines del siglo XVIII, prácticamente había desaparecido Moya estudia lo relacionado a la quinina, su producción y su impacto para Quito pero si bien es importante para esta audiencia, es interesante notar que el árbol de la quina está representado en el escudo peruano como símbolo de la riqueza de la flora Uno de los personajes que investiga como el gran acopiador del producto y en relación con Loja y la audiencia, es Miguel de Armestar; importante comerciante español afincado en Piura y miembro del importante núcleo mercantil- familiar de los Espinoza de los Monteros.
Estuvo casado con Doña Mercedes, la más pequeña de estos mercaderes emergentes, gracias a la cual accedió a una importante negociación que se expandía desde Chiclayo, pasando por Piura y Loja, 39 Mucho se ha escrito sobre la quinina, particularmente en el Ecuador. Por ejemplo, en un breve ensayo, Pacheco y Carrera afirman que los jesuitas desarrollaron una política de recuperación de la quina pues hacía que se plantaran cinco retoños, alineados en forma de cruz, por cada uno que cortaban.
Pero al ser expulsados en , se perdió esta práctica. En el periódico El Universo se señala que el Perú cuenta con 20 de las 29 especies que existen en el mundo pero que desafortunadamente los peruanos estamos enfrentando un proceso de desaparición de este recurso por la deforestación, la degradación de tierras y la expansión de la frontera agrícola para el uso cafetalero, por ejemplo.
Moya señala también, como mercaderes vinculados a la carrera de Lima, a Matías López Escudero —también español como Arméstar— pero con una red establecida más al sur, en torno a Trujillo, y a Feliciano Vilela, miembro de una red de comerciantes medios piuranos; esa carrera implicaba, sin embargo, el apoyo de mercaderes trujillanos y limeños, como los Elizalde.
La negociación de la quina circulaba oficialmente por circuitos establecidos y bajo control directo: tanto para la saca de tabaco como mucho más para la de la quina.
Esta negociación impulsó las rondas volantes o el establecimiento de una suerte de guardacaminos para evitar el contrabando. Este tema era fundamental, debido a la alta demanda y los altos costos de la quinina; oficialmente, el puerto del Callao era el único por el que este artículo circulaba hacia la Botica Real.
Arméstar y otros mercaderes sabían que las normas de la Real Audiencia de Quito prohibían la extracción del producto por el puerto fluvial; como señala Moya : «de ninguna manera saquen el producto por Guayaquil [ Pero la documentación, en términos del Perú y del norte, señala más que circulaba por tierra hasta Trujillo y de allí, hasta el Callao.
Finalmente hubo importantes personajes trujillanos en la escena virreinal, como los hermanos Martínez de Pinillos y su importante cuanto reciente título nobiliario; otros, como Domingo Iparraguirre, formaron parte de la burocracia virreinal y otros más, como Manuel de Godoy, estuvieron tan cerca de la monarquía que hasta lograron que Huanchaco fuera declarado puerto libre.
Por otro lado, tenemos la fuerte presencia de Trujillo, heredero de toda una fuerza cultural, redimensionada en múltiples aspectos, que también se beneficia con los nuevos aires y demandas de productos de la tierra, en particular la quinina, que supone una recomposición socio-económica interna desde fines del siglo XVIII y que cuaja para Habría que investigar al respecto.
El mismo coloca las comillas porque se inserta en la teorización de época vía junker, capitalismo mercantil pero su pequeño texto recoge más el hacer y sentir de una sociedad tradicional, no moderna. Realmente la competencia había venido de forma directa por la presencia inca, cusqueñocéntrica, y menos de la española que reeditó y reconstruyó los circuitos en términos de su naciente economía de mercado.
Al compás del desenvolvimiento de esta economía, se impuso un control político- económico diferente que se asentó en conurbaciones y conglomeraciones humanas organizadas en torno a una Plaza de Armas o parque principal. Pero no se dejaron de lado las relaciones y los vínculos de parentesco, por lo cual se generó lo que se ha venido explicando, extendiéndose lento pero seguro sobre todo el espacio norte: Trujillo en la vuelta del siglo XVII al XVIII era la cabeza indudable del norte del Perú.
Pero la fuerza del gran norte, expresado en la economía exitosa de Nueva Granada, la capitanía general de Venezuela, y el espacio de encuentro transimperial que era el Caribe vinculado a la población mercado interno creciente: generó el despegue de la economía agrícola de subsistencia y de demanda cotidiana.
Recordemos que en esta zona se calcula que había para inicios del siglo XIX alrededor de 4 millones de personas44 que suponía un interesante y constante comercio de productos. Esta situación es distinta en el caso del Virreinato del Perú: en el censo de trabajado En el Blog América Latina Hoy, se presentan alguna información interesante sobre la población del continente 44 hispanoamericano para ; es un tipo de información más de uso general pero permite avizorar entender la fuerza de la demanda económica humana y del intercambio humano consecuente.
Según esta web, Cuba cuenta con alrededor de , personas; Venezuela, ,; Nicaragua, ca. Solo Brasil cuenta con alrededor de 4´, para ; Alto Perú, , y el sur en general, Río de la Plata, ca. Es decir, el gran norte cuenta con más de 4 millones y el sur andino, 2 y medio millones.
Mientras que este blog señala Perú, 1´,, P. Gootenberg 7 establece en su estudio que en torno a , Perú debe haber tenido un total de alrededor 1´, Si usamos la información de García Vera, 37 la población del virreinato era de 1´, habitantes de los cuales el El volumen de población más el creciente aumento de las transacciones de una economía agrícola en camino visible de ser economía mercantil agrícola, impactaron directamente en la vida del norte del Perú y del gran norte del subcontinente.
Trujillo, que hasta había sido cabeza indiscutible del norte peruano, se beneficia de todo el creciente impacto de este tipo de negociación: la caña se mantiene como producto bandera pero va a ser lentamente desplazada por otro tipo de negociación como la quinina y sus estructuras de realización van a tener que adecuarse y readecuarse en términos diferentes.
El gran norte aparece, establecido como virreinato de Nueva Granada, segregado del Perú pero individualizado por casi años de población e impacto del modelo de vida español-criollo y directamente, potencia a Guayaquil, como la cara pacífica de su realización; e indirectamente, la influencia de la Audiencia de Quito se hace sentir por la creciente importancia de la ruta de comercio hacia esa zona en la etapa independentista.
El atractivo de Guayaquil es innegable; se convierte en una suerte de núcleo hub de las relaciones marítimas ya no solo del mundo criollo- español sino transinmperial 45 En el cuadro N° 1 presentado por Gootenberg se señala la información censal peruana de varios censos.
Me interesa el de donde aparece, desglosada, el volumen poblacional de los distritos de los diferentes departamentos de en ese momento virreinato del Perú. Si hasta ese momento el Caribe había sido innegablemente un interesante mercado de colocaciones para Nueva Granada, también lo había sido subsidiariamente para el conjunto de ese virreinato, puerto fluvial incluido.
Lento pero constante, Paita había seguido el devenir de Guayaquil por cuanto era uno de las caras marítimas del puerto fluvial que, como hemos dicho, se reconoce como un complejo portuario a fines del siglo XVIII Laviana Y, en ese devenir, el puerto de Paita había ido arrastrando detrás de sí a los piuranos, y con ellos, las densas redes que corrían por todo el norte, visiblemente desde Lambayeque y Chiclayo.
Todas las importantes negociaciones del cacao y las exportaciones de productos agrícolas en alza constante y hacia un mercado como el continental quiteño, neogranadino y frente al Caribe, debe haber determinado el interés de norteños, particularmente piuranos hacia estas zonas, como veremos en el siguiente acápite.
De pronto o anunciado, no sabemos aún, Trujillo se encuentra con un competidor. Tiene la quinina, por cierto, pero casualmente a partir de comienza una suerte de declive de la producción. No solo es la competencia por la comercialización sino que otras redes de mercaderes la toman a su cargo.
Los trujillanos actúan desde el consulado limeño, en una línea aún no estudiada. Pero la lucha por el recontrol del espacio matiza incluso las opciones por la independencia pues se cruza con la posibilidad de un control exclusivo del territorio peruano y por tanto, de la producción peruana.
Esta competencia precisa de estudio ya que por un lado se mezcla con la presencia extranjera y del otro, el proceso independentista que genera un golpe de timón a este problema.
El norte en la independencia: ideas sobre su participación El problema de la competencia es muy complejo: de un lado, se tiene la demanda creciente de productos agropecuarios entre Trujillo y Guayaquil pero por otro, la presencia de mercaderes provenientes del Caribe, cubanos y sobre todo, no- españoles, ingleses y franceses, de seguro; quizás holandeses.
Es decir, el vínculo entre el norte del Perú y el gran norte del subcontinente trae aparejada la presencia de un mercado mucho más grande que solo el criollo neogranadino o español.
Si los norteños generan vínculos cada vez más crecientes para con el gran norte para fines del siglo XVIII, para comienzan a aparecer comerciantes extranjeros directamente en las tierras norteñas, a la búsqueda de mejores condiciones mercantiles o simple y llanamente por expansión de mercado.
Los caribeños no se circunscriben a su espacio sino que amplían su radio de acción justamente en las fechas en que se inician los estudios sobre la independencia. Y quizás estos elementos: el incremento tan grande de las negociaciones de los productos de la tierra, agropecuarios para un mercado humano creciente, sobre todo en Guayaquil junto con la presencia visible, notoria y abierta de extranjeros en el norte del virreinato, hayan determinado la necesidad de colocar a Guayaquil militarmente bajo el control y protección de los limeños y norteños.
Tradicionalmente la independencia del Perú es vista como un proceso homogéneo en que dos corrientes libertadoras, una del sur con San Martín y otra del norte con Bolívar, llegaron al Perú y lograron que se independizara este espacio. La construcción del metarelato histórico nacional fue sumamente exitosa.
Y, como contraparte, surgió la posición de H. Bonilla interpeló los eventos de manera diferente y planteó la concesión de la independencia del Perú y no la consecución de la misma. Desde , ha corrido mucha tinta hasta llegar al momento actual, cuando, Contreras y Glave, entre otros, han intentado aportar luces al tema con la participación- opinión de un grupo de historiadores Incluso, la tendencia a abrir la discusión de las independencias ha generado un interés en conocer las relaciones con otros espacios como el virreinato de Nueva Granada, y se hace menos en términos de interrelación de la zona sudamericana de la monarquía hispánica y más en cuanto relaciones nacionales de los pasados virreinales de las actuales repúblicas Sin embargo, sin el conocimiento de las vinculaciones virreinales regionales, el tema solo queda como marco comparativo y no como realidad a considerar.
El Caribe resulta central para el norte y el gran norte; tanto por el significativo volumen poblacional porque allí se encuentran los comerciantes y negociantes de todos los imperios europeos de fines del siglo XVIII: ingleses en Jamaica, franceses en Haití, holandeses en Aruba, negros africanos y hasta chinos, en calidad de esclavos.
Por supuesto, también están los nativos indígenas que sufrieron el impacto de la conquista española y luego, fueron prácticamente recambiados por población negra. Finalmente, también se encuentran los que se beneficiaron de esta expansión, los españoles y sus respectivos descendientes.
Pensemos en la vida cotidiana que se construye; en como el mercader Pedro Cañote, reconocido como cubano, llega a Piura y realiza sus operaciones mercantiles sin mayor problema.
De igual modo, en los numerosos vínculos con Jamaica: el piurano mercader Tizón vende en esta ciudad norteña una esclava, Joaquina, de doña Rosa Bustamante, esposa de don Pedro de León y Valdés que, a su vez, la había conseguido en Jamaica, isla con la que tenía conocidos contactos.
Señalemos que León y Váldez fue un reconocido miembro de la élite piurana más prominente. Lo suficiente como para tentar buscar la independencia y tentar la creación de una república aunque no necesariamente quede muy claro El juicio se lleva a cabo en pero los traslados y la información corresponden a la etapa previa.
Ver su testamento 48 en Archivo Regional de Piura ARP , Notario Rebolledo, Leg. En ese momento y para los que lo vivían, el asunto era solo posibilidades abiertas y la realidad que vivían —y conocían— era tan solo un vicereino en problemas que no sabían muy bien para dónde iba Lo que era visible es que el mundo cambiaba con rapidez para la época y que no necesariamente podían procesarlo: era el impacto de una naciente economía industrial -occidental que se expandía buscando mercado.
Pero para la gente de la región y de la futura nación -en ese momento Intendencia y Virreinato-, se trataba de una economía agrícola- mercantil muy poderosa que buscaba colocar en mercados amplios y diversos que no necesariamente contemplaran el ordenamiento y las restricciones de la monarquía hispánica.
En todo caso, y como lo señala García Vera , se trataba de una «naciente burguesía mercantil» sudamericana y norteña peruana que se interesaba por las economías de exportación, como señala Contreras A lo sumo, el fuerte movimiento mercantil, como dice Morellí animó a los comerciantes y terratenientes de la provincia a apoyar el movimiento independentista, en particular de Guayaquil donde se publicó muy rápidamente un código comercial destinado ante todo a poner fin a la dominación del consulado de Lima sobre la ciudad el cual era dominado por trujillanos, como se ha mencionado anteriormente.
Pero nuevamente y en el día a día, el norte peruano —como el gran norte del subcontinente— se convirtió en un escenario cada vez más complejo y en punto 49 La perspectiva la toma de Bassi quien muy interesantemente plantea para el Caribe transimperial la puntualización de las posibilidades concomitantes de realidad.
El proceso de independencia y los sucesos vinculados alteran el ritmo de vida. Por ejemplo, afecta a comerciantes como Pedro Lacomba, quien desde Piura, simplemente se desespera por no poder cumplir con su realización porque se cierran las rutas hacia Quito en torno a y el famoso motín.
Incluso las opciones incluso militares de los cuencanos impactan en toda la región. El periodo entre esta fecha y hasta el Portete de Tarqui y la batalla contra don José de La Mar, puede ser entendido con matices interesantes si se piensa las relaciones preexistentes Recordemos lo que se ha dicho: la competencia entre Guayaquil y Trujillo implica competencia de redes mercantiles por un mismo mercado, el norte del Perú, y el acceso y control del Pacífico.
Si por tierra es fácil pensar en un aumento del tráfago mercantil sobre una ruta construida —Qhapaq Ñan— y reconstituida en mercantil, tipo occidental; por mar, el asunto es incluso mucho mayor. El problema es la falta de documentación en puertos como Paita pero, cualitativamente se consiguen de forma indirecta de otros documentos relacionados a la zona.
Las relaciones para con el Gran Norte y, sobre todo, el Caribe son sorprendentes: uno no puede evitar preguntarse si tiene algún significado que, por ejemplo, Pedro León, mencionado anteriormente, quien fue un conocido alcalde de Piura y prohombre de la independencia de esta región, tuviera casa establecida en Jamaica.
Y que esto no fuera un caso aislado porque otro gran impulsor y propiciador de la independencia el norte, Fernando Seminario y Jaime tenía también casa en dicha isla inglesa. Los vínculos hacia el Caribe estuvieron establecidos de manera directa. Jamaica no era una casualidad para sino que ya se habían tejido densas redes entre Resulta interesante resaltar que en las representaciones mentales de los cuencanos, el presidente peruano José de la Mar, cuencano 50 de nacimiento, tiene un espacio interesante: el aeropuerto internacional tiene su nombre.
Por tanto, las maneras y formas ideológicas de llevar adelante la independencia podrían ser muy matizadas. Tomemos el caso, algo estudiado, de Juan Manuel Iturregui, gran comerciante y prócer de la independencia de Lambayeque. Fue hijo del guipuzcoano Juan Antonio de Iturregui Arráiz quien más que seguro llegó en esa segunda gran oleada de peninsulares hacia América y, cumpliendo el patrón conocido, se casó con una mujer local de familia importante, de base mercantil y dueña de casa-tina, doña Catalina Aguilarte Vélez.
En Santa Rita de Pololo se beneficiaba del sebo del ganado caprino —que se compraba en Piura— criado en su hacienda Inculás en Olmos.
A fines del siglo XVIII su negocio probablemente era próspero más que por el jabón por la negociación de los cordobanes o pieles, utilizado por el comercio. Cumpliendo un patrón de negociación —y es lo interesante— Iturregui regresa de Lima a donde fue enviado a estudiar en el Convictorio de San Carlos, el conocido semillero de liberales independentistas; y toma a su cargo los viajes que sustentaban las redes de comercio familiar.
Su madre lo envía a Jamaica, núcleo importante de la negociación del Gran Norte y del norte, y allí Iturregui vitaliza y revitaliza sus posiciones separatistas porque toma contacto con todos los patriotas —como se denominarían después— allí presentes y que se aprestaban para las expediciones de Venezuela y Colombia.
Se señala también que, en vez de utilizar el dinero para la negociación, lo utilizó para la compra de armas y, por supuesto, una vez obtenidas, las enterró en su casa-tina En efecto, debe resaltarse que fue Sobre el personaje, hay algunos escritos.
También la breve reseña biográfica de Fernando Ayllón Dulanto publicada por el Congreso peruano. Está claro que la aventura no la inició solo sino que fue toda una generación. Se cita a su hermano José Ignacio Iturregui Aguilarte, Antonio Guerra, los hermanos Santiago, Romualdo y José Leguía Meléndez, Pedro Haro, los hermanos Pascual, Rafael y José del Carmen Saco Oliveros, Pedro Antonio López de Vidaurre, los hermanos Vicente y José Maria Castañeda, Valentín Mondragón, José María Lastres, los hermanos Manuel y José María Muga, el ferreñafano Manuel Navarrete Echevarría, José Otiniano; los limeños y hermanos Juan del Carmen y Francisco Casós Barrionuevo, limeño también Melchor Sevilla, Mariano Quesada y Valiente, el marino norteamericano Juan José Fanning, entre otros Más de uno puede ser filiado rápidamente como perteneciente a importantes linajes mercantiles del norte, incluso entre aquellos que se remarcan como y aunque se señala su origen.
Pero es fácil imaginarse cómo hablaban de Rousseau, de la revolución, de la independencia; la juventud estaba a su favor. Nicolás Rebaza resalta el horror que 52 Poco hay sobre la masonería en el Perú; el historiador trujillano Oscar Alquizar comunicación personal señala que este grupo fue una fuente alternativa de orden al establecido; que burocráticamente este grupo militarizado pudo incidir en su reorganización y no solo con ejército regular.
Nuevamente salta el tema de pensar sólo bajo una perspectiva nacional, organizaciones que cruzaban el imperio español y quizás transimperial. Los extranjeros siempre estuvieron presentes en el virreinato del Perú pero ilegales: primero como piratas y luego, como balleneros. En ambos casos, eran comerciantes encubiertos.
Se sabe de una segunda gran oleada de mercaderes españoles para mediados del siglo XVIII pero aquí se trata de un volumen creciente de extranjeros no- españoles. Por cierto que los irlandeses, por católicos55, fueron aceptados en el virreinato.
Destacan personajes como el virrey Ambrosio O´Higgins y en el caso del norte, un gran comerciante como Diego Lynch cuyo yerno fue el importante mercader y minero trujillano, don Tiburcio de Urquiaga Finalmente, recordemos a los viajeros que no son una casualidad o muestra de curiosidad científica sino que en realidad, son un indicativo del nivel de contacto y presencia de foráneos no- españoles en estas tierras, realizándose abiertamente en actividades mercantiles Díaz Baste ver el estudio sobre los viajeros que realiza E.
Nuñez En este volumen se identifican y se presentan brevemente una gran cantidad de relatos de viajeros y es visible que aumentan en número para fines del siglo XVIII. Víctor Peralta Comunicación personal, setiembre Morfin , Mr.
Bertuisen , Mr. Aron y Mr. Riversont Si León es una muestra del activo comercio norteño, ¿no es posible pensar que la ideología de la independencia también haya bebido directamente de la actividad mercantil y el contacto con miembros de otros imperios y no solo de los teóricos que siempre se manejan para la independencia?
No se anula, ciertamente, la importancia de los ideólogos pero es posible pensar una arena de realización con múltiples pequeños agentes mercantiles que no teorizan pero que están muy al tanto de la oportunidad comercial.
Reafirma la posición de Morelli, sobre las opciones políticas independentistas de los hacendados- comerciantes.
Ciertamente los extranjeros eran muy bien recibidos y se tenía fuerte contacto con ellos, a través de productos pero probablemente también humanos e ideológicos. Inclusive un personaje como Santiago Távara tomaba -y vendía- vino moscatel francés, dominaba el inglés, escrito y hablado y era reconocido por sus vínculos para con Jamaica, Cuba y el Caribe; finalmente, terminó siendo un consignatario para Por cierto que, como señala Morelli, , unos estaban a favor de una posición; otros de la otra y finalmente, unos terceros, como Olmedo, buscaban construirse como independientes.
Ver el artículo completo, Guerra Conclusiones Muchas son las ideas que uno puede desenvolver cuando observa las vinculaciones entre el norte y el Gran Norte: Guayaquil es un puerto importante por cuanto se constituyó a fines del virreinato en la ventana atlántica para el norte del virreinato del Perú y en la medida que era un puerto del virreinato de Nueva Granada -por autonomía relativa que tuviera- y, sobre todo, porque Paita era su cara marítima visible; puerto que además era el de entrada al virreinato del Perú, con fuertes vínculos para con Trujillo y una parada obligatoria en la ruta Lima- Panamá.
Es entendible que fuera un punto de atracción y de conflicto desde fines del siglo XVIII y particularmente en el momento de las definiciones nacionales: el mercado lo vinculaba a Quito y el comercio marítimo al norte y Lima, capital virreinal.
Un punto importante a considerar fueron las múltiples rutas de comercio generadas por mar y, sobre todo, por tierra; que se extienden desde Trujillo, capital hegemónica del norte por todo el espacio de costa y sierra hasta el extremo norte del Perú, zona de frontera -y luego límite nacional.
Aquí no solo existe un tipo de geografía de costa y de sierra sino también es la zona más adecuada de entrada a la selva y en general, el tránsito a los Andes septentrionales.
Estas características geográficas fueron utilizadas y potenciadas por el accionar humano, sobre todo nativo- indígena, pero luego fue readecuado y repotenciado por el sistema de vida español.
Por tanto, este espacio, concatenado a merced de un proceso de largo aliento y de continua y constante acción humana, estuvo soportado en redes de comerciantes de diferentes lugares. Uno de estos lugares — y uno bastante importante— fue el norte del Perú y en ese flujo de ida y vuelta, este espacio no solo tuvo acceso a Nueva Granada sino sobre todo al Caribe.
Ese espacio transimperial fue quizás el más importante de la Europa dieciochesca por cuanto fue allí donde ésta se capitalizó; sea por el tráfico negrero, sea por la realización de productos como el cacao, el tabaco, la quinina; pero también por el mercado interno activo y creciente de la zona, establecido a lo largo de tanto tiempo y funcional, quizás no tanto para la monarquía hispánica pero sí para los que participaban de ella.
No debe ser casual el imán que supone Jamaica para la realización mercantil de los norteños del virreinato peruano, como someramente se ha establecido. Tal como se señaló al inicio es bueno pensar y repensar los vínculos y las relaciones, no desde la normativa amplia y general de la monarquía hispánica sino de las pequeñas realidades que luego se constituyeron en naciones y estados naciones.
Así las percepciones se matizan plenamente y se encuentra un norte diferente para reflexionar por ejemplo, sobre el proceso de independencia.
Una visión distinta que recupera la realidad en la que vivían las sociedades del momento: la monarquía hispánica era una densa red de múltiples sociedades con autonomías relativas, complejas redes de intercambio más que económico y social, que políticamente llevaron mal y peor, el recorte de libertades de una Europa en tránsito a un modelo bastante diferente por homogeneizador, excluyente y exclusivo como la república moderna.
Las ricas relaciones humanas y económicas se hicieron presentes en el constante y continuo de gente que no conocía los límites territoriales que nosotros tenemos hoy en la cabeza y, por tanto, sus concepciones de relación entre jurisdicciones de una misma entidad fue leída y desenvuelta diferentemente en términos.
Como se ha visto, las relaciones además son de complementariedad que fundan redes humanas de comercio pero también de competencia; desde aquí se puede entender los problemas de emergencias locales y regionales de economía, como por ejemplo, la competencia-complementariedad de Trujillo y Guayaquil pero también de Trujillo- Cajamarca, Cajamarca- Chachapoyas, Loja- Piura y en lo pequeño muy pequeño, Piura-Paita, Chepén-Guadalupe, Chachapoyas-Luya.
No es para nada fácil el panorama de relaciones locales y regionales para la temprana república. Las autonomías relativas no eran tan solo un carácter específico y especial a una jurisdicción, sino bastante más generalizadas.
Mientras tanto, se había mantenido bastante al margen y a su aire. El interés despierta en paralelo al que se da por el Gran Norte o a consecuencia de; el despegue del norte es creciente, lento en sus inicios y bastante rápido —en términos de tecnología de época—; pero lo suficiente como para potenciarse como una gran Morelli señala que las provincias, las ciudades y los pueblos reasumieron la soberanía en ausencia del rey.
Los extranjeros nunca fueron una novedad pero ahora llegan oficialmente y como amigos; navegan por estas tierras y estudian la cultura. Desde la monarquía, están los grandes viajeros españoles -Jorge Juan y Antonio de Ulloa - participando en la misión hispano-francesa con La Condamine; desde el virreinato y en cumplimiento de órdenes de la monarquía, las relaciones geográficas, el Obispo Martínez de Compañón y, también, desde otras monarquías, los viajeros como Alexander von Humboldt pero también balleneros y comerciantes ingleses, franceses y hasta holandeses provenientes del Caribe.
Trujillo ciudad es el punto medular de este bullir soterrado pero no menos presente. Llegan hombres, se comercian productos pero se intercambian ideas y se construyen sueños, como el de ser libres e independientes haciendo eco de una voluntad general, construida sólidamente de a pocos y muy rápida en emerger.
Hay quien lleve adelante la revolución: una cantidad de comerciantes norteños, en el caso del virreinato peruano, que parten de un accionar cotidiano más que de un pensar y teorizar.
Lo han construido en el tiempo y en el contacto humano con otros comerciantes, no solo españoles sino también no-españoles con los que de alguna manera, comparten una visión de vida y probablemente de parentesco.
No se trata solo de que estos llegan a estas tierras en la ampliación de su mercado; sino porque probablemente los de aquí fueron allá, al Caribe, y establecieron sus negocios; una sinergia económica que se tiene que estudiar. Al menos sabemos que estos comerciantes norteños, trujillanos, lambayecanos, cajamarquinos, piuranos, tiene más que suficiente capital como para solventar la revolución.
Iturregui es solo un caso que sabemos comparte con otros; es un tema generacional, un sueño de jóvenes y arrojados comerciantes que buscan construir un destino mejor. Como se sabe por simple economía, las redes comerciales también tienen que haber servido para hacer circular las ideas claras, nítidas y directas de estos comerciantes en su espacio de negociación y de acuerdo a sus intereses.
Como se ha dicho, como buenos mercaderes, estuvieron pendientes de la oportunidad económica y la independencia les suponía un mundo de posibilidades y oportunidades por descubrir y por la que estuvieron dispuestos a arriesgarse. No estaban solos, era un tiempo especial y lo vivieron, solos y en conjunto como parte del norte del Virreinato del Perú y del Gran Norte sudamericano.
Fuentes y bibliografía Fuentes primarias: Archivo Regional de Piura ARP Notario Rebolledo, Leg. Fuentes Impresas: FEIJOO DE SOSA, Miguel Relación descriptiva de la ciudad, y provincia de Trujillo del Perú. Dos volúmenes. Lima: Fondo del Libro del Banco Industrial del Perú.
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