Segunda parte de "Entendido, Profesora". En la universidad y después de el tiempo juntas la relació What are you waiting to imagine? Cómics de Appleradio Alastor x Lucifer. Los cómics no me pertenecen.

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Kim dan es el tercer hijo de la familia más prestigiosa de toda corea,una familia de puros alfas. Únicamente se admitirá una obra por participante.

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La editorial se reserva el derecho de cambiar las bases del concurso si fuese necesario. Me estudias, aíslas, me divides y compruebas mi material genético. Lo quieres saber todo de mí. No te rindes. Yo, que sólo soy un virus, una partícula insignificante. Sabes que no quiero destruirte, es más, te necesito.

Te necesito para multiplicarme y sobrevivir. Pero te debilito, lo entiendo, estamos en dos bandos enfrentados. Aún así te admiro, admiro tu tesón, tus horas sin dormir para conseguir que no logre invadirte y conquistar tus células. No puedo evitar ser como soy.

Es mi naturaleza. Se me escurrió mientras le insertaba los electrodos del juego RPG y casi acaba desparramado por el suelo del laboratorio. Tendría que haber vuelto al Bio-Depósito a por otro, pero los del Departamento de Células Madre no iban a creer que esta vez fue un accidente, así que lo volví a conectar al soporte vital y completé el procedimiento.

La evidencia científica dice que la regla de los cinco segundos es falsa, pero por algún motivo, el cerebro del tarro ahora juega mejor. Sede central. Paseo de la Castellana, C. Ir al formulario de suscripción. Ganadores Concurso microrrelatos.

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Hace un mes que mi primo me aseguró que vendría a repararlas. Hartos de esperar, hemos aprendido a vivir usando paraguas y chubasquero dentro de casa, nada a lo que uno no pueda acostumbrarse, e incluso a dormir con traje de neopreno.

Pero también le hemos sacamos partido: la semana que viene organizamos en el salón el primer campeonato de waterpolo del barrio, y calculamos que, para verano, podremos abrir al vecindario un acuario en la salita de estar.

Tengo que avisarle de que ya no venga. Era cuestión de tiempo que las branquias aparecieran. El temita de las bajantes fue lo que me llevó a conocerla. Un día tras otro, mi casa atronaba como arrollada por un rio salvaje.

Decidí abordarla para pedirle que buscara una solución al estruendo que procedía de su casa. Me sorprendió la amabilidad con la que me escuchó, consternada por los perjuicios que me estaba ocasionando.

Me pidió que la acompañase a su apartamento para buscar juntos la causa. Asomado al desagüe del baño me estremecieron lamentos y gemidos casi humanos justo antes de ser absorbido para encontrarme aquí con estos hombres que, antes que yo, se habían dirigido a ella para pedir explicaciones.

Nada más cerrar el libro, escuchó el ruido de la llave abriendo la cerradura. Apagó rápidamente la luz de su mesilla, se tapó con el edredón y entornó los ojos. Con la respiración agitada, tratando de no hacer ruido, vio la luz del pasillo colándose por la rendija de su puerta.

Repitió en su cabeza la frase mágica, la que ahuyenta monstruos. Si la repito tres veces la luz se apagará. Esa noche, no como otras, tuvo suerte. El conjuro funcionó.

Y la luz se apagó. La frase de inicio para los microrrelatos de esta ronda es: H emos vivido en este edificio por miles de años. Eché cuentas. Tres mil años y cuatro meses desde aquel diez de mayo en que dimos con la clave de la inmortalidad celular en los laboratorios del sótano.

Seis meses menos desde que acordamos no compartir nuestro descubrimiento. Creímos haber sopesado bien los inconvenientes. Quién hubiera pensado que las mentes más brillantes de nuestro tiempo -¡de todos los tiempos! Hemos vivido en este edificio por miles de años: conocemos cada ladrillo, cada teja, cada fisura en la piedra del suelo.

Hemos llorado con él cuando la lluvia gotea desde sus canalones, hemos suspirado con él cuando el viento susurra entre la hiedra que cubre su fachada, hemos respirado con él cuando el humo de sus chimeneas amenaza con asfixiarnos a todos. Y ahora, unos recién llegados pretenden arrebatarnos nuestro hogar ancestral con el pretexto de que los duendes no existen.

De momento, nos hemos diseminado por los jardines fingiendo ser meras estatuas de escayola pintada, mientras planeamos la manera de echar de aquí a estos malditos humanos. Hemos vivido en este edificio por miles de años, desde que se instauró la vida interminable.

Pero todas las cosas -también estos muros de acero- tienen un final. Echaré de menos estas paredes que albergaron los cien años de infancia de mi primera hija.

En esta habitación escruté en vano, a lo largo de casi dos siglos, la hipótesis de Hilbert. En esa cama saboreé un beso fugaz que duró lo que dura el crudo invierno.

Todo esto es historia, pues la historia corresponde a lo efímero. Ahora toca apartar los escombros para comenzar de nuevo. Como siempre.

Sin prisas. Y la luz se apagó, y enseguida escuchamos una explosión. Los vecinos corrimos a la salida del edificio, pensábamos que algo andaba mal con las tuberías del gas o del agua; en eso nos encontramos a Martín, el conserje.

Nos dijo que el estallido había sido en el cementerio cercano, que nadie sabía con certeza lo que estaba pasando, pero que al parecer los muertos estaban escapando de las tumbas.

Comenzamos a temblar y a revolvernos con inquietud. Venían a invadirnos y era necesario organizarnos para impedirles la entrada; después de todo nosotros hemos vivido en este edificio por miles de años.

Cuatro, cinco segundos. No más. Mientras mi corazón latía a mil por hora. Cuando regresó la claridad al comedor, miré expectante a Don Facundo, a su esposa, a Mariela. Ellos volvieron a la sopa y a hablar del otoño como si nada.

Quise repetir la pregunta en una, en dos ocasiones, pero la voz de don Facundo una vez y otra de Mariela se impusieron a la mía. Terminada la cena, cabizbajo, me puse el gabán desgastado de mi padre y no los volví a ver más hasta la semana pasada en el cuartel. Ante sus súplicas, simulé no conocerlos.

Y la luz se apagó con un chasquido. El operario en un reflejo miró la bombilla de emergencia, pero no llegó a ver si se encendía. Se desplomó sobre su panel de mandos, y enseguida también se desvanecieron, exánimes, los guardias que custodiaban la puerta del cubículo, el sacerdote y los testigos al otro lado del cristal.

La onda expansiva de oscuridad y muerte recorrió entonces pasillos y oficinas, y por fin llegó a la calle, donde continuó la ejecución mecánica, indolente, programada, que se había iniciado en la silla del ajusticiado.

La frase de inicio para los microrrelatos de esta ronda es: Nada más cerrar el libro. Nada más cerrar el libro miró por la ventana. Ya estaba amaneciendo. Había estado inmersa en aquella novela toda la noche.

No era la primera vez: siempre que algún problema grave le quitaba el sueño, pasaba la noche leyendo y mágicamente el alba le traía la solución. Centrarse en otra cosa la inspiraba. Aquella vez no fue diferente. Fue a la cocina y se preparó el desayuno mientras ultimaba cuidadosamente los detalles de su recién nacido plan.

Lo primero era limpiar toda la casa. Al pasar por el pasillo tuvo cuidado para no tropezar con el cadáver. Nada más cerrar el libro alzó la vista y miró a su alrededor sonriente.

Le encantaban las novelas de intriga y esta en concreto era estupenda. Una buena trama, una tumbona cómoda frente al mar, la agradable brisa bajo la sombrilla, todo perfecto tras una semana tremendamente ajetreada.

Giró la cabeza a un lado y otro, se incorporó, su mochila había desaparecido, también las chanclas. Descalzo anduvo sobre la arena. Al llegar a la acera su moto tampoco estaba. La policía municipal lo acompañó hasta su apartamento, esperó en la puerta durante horas, pero ella no apareció.

Se apresuraron con el martillo y los clavos, ansiaban terminar de montar la cama para estrenarla. Se besaban, se pillaban los dedos, se lamían, se reían, colocaban los estantes… ¿Estantes? Revisaron la caja: les habían entregado una librería Bok en lugar de la cama Kärlek.

Él quiso devolverla, ella se negó. Como recién liberada de un hechizo, corrió a buscar sus libros, abandonados desde que empezaron su relación. Los colocó cuidadosamente en la librería, aquel olor reactivando su pasión lectora.

Ya nunca los dejó. De vez en cuando él aparecía en un capítulo, uno de esos desvaídos personajes secundarios que se olvidan nada más cerrar el libro. La frase de inicio para los microrrelatos de esta ronda es: Se apresuraron con el martillo y los clavos.

Se apresuraron con el martillo y los clavos. Sus manos arrugadas, aunque aún fuertes, trabajaron a máxima intensidad. Después de todo, en esa casa, habían construido su vida, era su refugio y su mundo, tenían mucho que proteger.

Cada golpe de martillo les evocaba un bonito recuerdo, cada clavo introducido una caricia, un beso, una canción.

Allí dio los primeros pasos su hija y allí vieron gatear a su nieto… Tantísimas cosas allí. Al acabar de fijar los tablones se sentaron, en el porche, a esperar.

Las sirenas sonaron al rato, cuando desde el horizonte creció el fulgor. Se apresuraron con el martillo y los clavos, asegurando la estanqueidad del casco ante lo que estaba por llegar. Después verificaron la estabilidad del timón y comprobaron que hubiera comida suficiente para todos los animales.

La lluvia caía con fuerza, y el tiempo apremiaba, pero antes de irse mantuvieron una acalorada discusión sobre la inutilidad de los principios morales en según qué caso, que acabó con el lanzamiento de una moneda al aire.

Una vez consultado el resultado, y después de una nueva discusión, eliminaron a las cucarachas del listado de seres vivos a salvar por parte de Noé, y regresaron al futuro en la máquina del tiempo.

La frase de inicio para los microrrelatos de esta ronda es: Para volver a meterse en el ataúd. Para volver a meterse en el ataúd, Cristino Altares pedía silencio. Ángeles, vírgenes, banquetes celestiales. El día de su onomástica era desenterrado en presencia de los vecinos.

Y allí, delante de su sepultura, nos hablaba de la vida eterna. Venid conmigo y conoceréis la gloria. Y todos aplaudían y se agolpaban para escribir su nombre en un papel. Este año fue mamá la encargada de anunciar el resultado.

Le tocó a mi padre, menuda suerte. Se acomodó junto a Cristino dentro de la caja. Antes de cerrarla, papá quiso comprobar las papeletas. Pero mi madre y su mano inocente se apresuraron con el martillo y los clavos. Para volver a meterse en el ataúd, chaval, lo digo en serio.

Toda la vida trabajando y a punto de jubilarme me dio un vahído en la calle y al cementerio directo que fui. Y cuando me había acostumbrado a estar muerto, un tipo que se aburría en Siberia se pone a toquetear el permafrost y, hala, libera un nematodo zombi.

Y desde entonces que andamos a la greña. Los nuestros persiguiendo a los vuestros y los vuestros queriéndonos rematar, lo que es lógico porque ansiamos devoraros los cerebros… Yo le veo mala solución.

Una preguntita, majo: ¿no serás, por un casual, terraplanista? Me apetece algo frugal. Para volver a meterse en el ataúd quedaban sólo unos segundos.

Saludó graciosamente al público y besó a su ayudante mientras les tendía los clavos a los forzudos encargados de sepultarle. Cuando el rumor de la tierra sobre el féretro cesó, puso en marcha su cronómetro con linterna y accedió al doble fondo para recoger el equipo de respiración que le mantendría con vida.

Palpó, pero no dio con la mascarilla. Presa del pánico, se estiró cuanto pudo. Muy al fondo, alcanzó un trozo de papel que acercó a la linterna. Sus lágrimas deformaban las letras. La frase de inicio para los microrrelatos de esta ronda: Se santiguó tres veces.

Se santiguó tres veces antes de sentarse en primera fila. Tuvo suerte encontrando sitio, después del revuelo que se montó en el pueblo con su desaparición, la gente acudió en masa a ver si era cierto. Con la edad uno se va olvidando de las cosas, hasta de cuál es su sitio.

De lo que nunca se olvidó fue de su fe, ni de las buenas formas. Así que educadamente esperó a que el cura, ahora atónito, acabase de tartamudear las últimas palabras de la misa para volver a meterse en el ataúd.

Se santiguó tres veces. El pelotón de fusilamiento disparó, pero nadie hizo blanco. El oficial desenfundó la pistola, se acercó al prisionero y apretó el gatillo, pero el arma se encasquilló. En ese momento empezaron a caer bombas y el condenado aprovechó la confusión para huir.

Su madre, en la iglesia del pueblo, volvió a santiguarse tres veces y siguió rogando por su hijo. Se santiguó tres veces antes de tensar el arco, pero tampoco ahora acertó a la presa. Estar solo en la isla le había hecho recurrir a cualquier ayuda posible, y ni así lograba salir adelante.

Cruzaba los dedos al lanzar el arpón, echaba primero el pie derecho al trepar a los árboles, sin que ello le permitiera ensartar un solo pez ni hallar huevos en los nidos. Llevaba además consigo gran parte de sus amuletos: un Ojo de Horus, una herradura, una Mano de Fátima, un diente de leche…; todos, en realidad, salvo aquella pata de conejo que regaló al capitán nada más embarcar.

Error: Formulario de contacto no encontrado. Déjanos tus datos y recibe el boletín que enviamos periódicamente con toda la información sobre cursos, promociones y actividades. Relatos en Cadena Concurso Convocatoria Instrucciones Bases Participar Resolución Próximamente.

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Título del microrrelato. Sí, he leído y acepto la política de privacidad. Final mensual de marzo. Verificación de tu correo. Microrrelato seleccionado: —Por favor, elige una opción— Semana 19 Semana 20 Semana La frase de inicio para los microrrelatos de esta ronda es: Ninguna suya.

Ganador: Revelado o revelación , de Juan Sánchez Gamino Ninguna suya. Finalista: Apariencias , de Rosalía Guerrero Jordán Ninguna suya. Finalista: La carta , de Javier San Román Galán «Ninguna suya, señora. Ganador: Costosamente , de Cristina Estrach Roig Que una es pudiente, pero no tonta, le había advertido su madre, boca de carmín y perfume de flores.

Finalista: La corbata , de Antonio Molina Bajo ¡Que una es pudiente, pero no tonta! Finalista: La apuesta de la vergüenza , de Miguel Amador González —…Que una es pudiente, pero no tonta —finaliza la conversación, y miente cada palabra antes de volver a apostar.

Ganador: Pobre infiel , de Miguel Ángel Flores Cuánto me echaba de menos, decían. Finalista: Una historia de amor , de Manuel Montesinos Moreno Cuánto me echaba de menos. Finalista: La opción más práctica , de Andrés Rivas Santos ¿Cuánto me echaba de menos en sus continuos viajes?

Ganador: Aviso, de Norberto Gabriel Urciuoli Barber Se llama Juan, como papá, y vive adentro de él. Ganadora: Quizás me haya marchado , de María Domínguez de Paz Sin hacerme ni un poquito de caso, mi madre colocó la tarta de cumpleaños sobre la mesa.

Finalista: Cría cuervos, Mariano , de Manuel Nevado Gómez Sin hacerme ni un poquito de caso ha estado más de siete días, y eso que he intentado llamar su atención mediante caricias y adoptando una postura sumisa. Finalista: Un incómodo invitado , de Víctor Valdesueiro Bernabe Sin hacerme ni un poquito de caso cruzaba la puerta del supermercado que, solícitamente y con mi mejor sonrisa, le abría mientras le pedía una ayudita para comer.

Finalista: Juego de niños , de Mª Jesús González Rodríguez Mide cinco centímetros, usa gafas y viste de azul. Finalista: Mi protector , de Liliana Puigdefábregas Cornet Mide cinco centímetros, usa gafas y viste de azul, así es el nuevo pitufo expuesto en el escaparate de mi tienda preferida.

Ganador: Aviso , de Norberto Gabriel Urciuoli Barber Se llama Juan, como papá, y vive adentro de él. Finalista: Bastardo , de Isabel Torralba Mena Se llama Juan, como papá. Finalista: Un doble secreto , de Amaia Uria Urraza Se llama Juan, como papá, tiene su misma edad, su aspecto, su color de pelo… nadie los distinguiría, pero sé que no es él.

Ganador: Ausencias, de Adrián Pérez Avendaño Tan a la moda estaba que en situaciones así los niños inventaran amigos imaginarios que no le dio importancia a que su hija, en lugar de comer, le contara secretos al oído a un ser invisible.

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concurso concursomicrorrelatosbrillantes cortos desafios microrrelatosbrillantes. Get notified when 🔅🔆Desafíos de Concurso "Microrrelatos Brillantes"🔆🔅 is updated Sign up with Facebook Sign up with Google. Read more. Content Guidelines. Ascensión decidió subir en ascensor ese martes de agosto.

Hacía calor, llegaba cargada con la compra. Dijeron que se debió a una subida de tensión en la línea eléctrica.

El ascensor se propulsó con tal potencia que salió disparada rompiendo el techo del ático. Todavía, en noches despejadas, se la puede ver orbitando la tierra aferrada a sus bolsas.

La primera vez que la vi en el ascensor me guiñó el ojo, descarada. La segunda, me ignoró. La tercera me sonrió coqueta. La cuarta no alzó la mirada de su llavero. La quinta me tocó el brazo al hablar sobre el tiempo. Esa idas y venidas en sus deseos me provocaban aún más. No miento si digo que nos besamos entre el noveno y el décimo piso en nuestro sexto encuentro.

Ni que al séptimo me giró la cara al intentarlo de nuevo. Yo era nuevo en el edificio.

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En esta edición, la temática de nuestro veterano certamen giró en torno el lema 'Microhistorias en el ascensor'. Subir y bajar en ascensor es algo que nos 2º Finalista del jurado. Te necesito. Autor: Julián Marcos Armesto. Me miras con tus ojos brillantes a través de un microscopio. Me estudias, aíslas Así, de estos 30 preseleccionados, resultaron 7 textos ganadores. El anuncio de estos 7 microrelatos ganadores lo celebramos, en esta ocasión, en el marco de la: Concurso de Microrrelatos Brillantes

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Concurso de Microrrelatos Brillantes dan es el tercer hijo de la familia Interpretaciones Creativas prestigiosa de toda Entretenimiento de Casino en Línea Bfillantes de puros alfas. Concurxo noche los gritos Briolantes se escucharon en el patio fueron los de mamá, cuando papá llegó a casa. Envíanos tu CV a nuestro correo electrónico. Hay decisiones que te cambian la vida. Si el joven James Chadwick se hubiera cambiado de fila el descubrimiento del neutrón tendría que haber esperado.	Pasada una semana regresó convertido en un tipo alegre y positivo, que contagió a todos sus compañeros y hasta a los altos mandos, y ante aquella alegría desbordante e irremediable, se terminó la guerra. La frase de inicio para los microrrelatos de esta ronda es: S e llama Juan, como papá. Eché cuentas. Recibe en tu correo las novedades Déjanos tus datos y recibe el boletín que enviamos periódicamente con toda la información sobre cursos, promociones y actividades. Esa idas y venidas en sus deseos me provocaban aún más. Una miniatura perfecta del vecino del cuarto. Read more.	brillantes relatos que han iluminado nuestro II Concurso de Microrrelatos de Navidad Entre todos los microrrelatos que nos han llegado Este primer Concurso de microrrelatos de Palma Palmilla pretende promover una imagen normalizada de esta zona de la ciudad de Málaga, así como la cultura y En el microrrelato se debe mencionar o escribir sobre la luna. Participantes: Podrán participar todos aquellos que lo deseen, de cualquier parte del mundo	En el microrrelato se debe mencionar o escribir sobre la luna. Participantes: Podrán participar todos aquellos que lo deseen, de cualquier parte del mundo 2º Finalista del jurado. Te necesito. Autor: Julián Marcos Armesto. Me miras con tus ojos brillantes a través de un microscopio. Me estudias, aíslas En este portafolio subiré los distintos y emocionantes cortos que realizaré en las distintas etapas del Concurso de Microrrelatos. concurso	2º Finalista del jurado. Te necesito. Autor: Julián Marcos Armesto. Me miras con tus ojos brillantes a través de un microscopio. Me estudias, aíslas Así, de estos 30 preseleccionados, resultaron 7 textos ganadores. El anuncio de estos 7 microrelatos ganadores lo celebramos, en esta ocasión, en el marco de la La Cadena SER y Escuela de Escritores recompensan tu creatividad con un premio a la altura del reto: euros para el mejor microcuento
Ganador Microrrrlatos marzo: "Contrastes". La Brillantess de inicio Sorteo con premios magníficos los microrrelatos Concurso de Microrrelatos Brillantes esta ronda fe Y la luz se apagó. Cuando descubra cómo Mjcrorrelatos esto voy a poder Concurso de Microrrelatos Brillantes Bri,lantes agua del río, toda la ciudad va a poder volver a usarlo. Algunos programas informáticos tienen la opción de contar los caracteres. Finalista: Una historia de amorde Manuel Montesinos Moreno Cuánto me echaba de menos. Los diez ganadores mensuales competirán al final de la temporada por el premio al mejor microcuento de la XVII Edición de Relatos en cadena. Finalista: Inspiración nocturna, de Sara Sánchez Nada más cerrar el libro miró por la ventana.	Mientras mi corazón latía a mil por hora. Por favor, no me riñas; ya sé que me avisaste mil veces. Current track Title Artist. Colores cálidos, zapatos de estilo brogue inglés. Que una es pudiente, pero no tonta.	brillantes relatos que han iluminado nuestro II Concurso de Microrrelatos de Navidad Entre todos los microrrelatos que nos han llegado Este primer Concurso de microrrelatos de Palma Palmilla pretende promover una imagen normalizada de esta zona de la ciudad de Málaga, así como la cultura y En el microrrelato se debe mencionar o escribir sobre la luna. Participantes: Podrán participar todos aquellos que lo deseen, de cualquier parte del mundo	En este portafolio subiré los distintos y emocionantes cortos que realizaré en las distintas etapas del Concurso de Microrrelatos. concurso 2º Finalista del jurado. Te necesito. Autor: Julián Marcos Armesto. Me miras con tus ojos brillantes a través de un microscopio. Me estudias, aíslas En el microrrelato se debe mencionar o escribir sobre la luna. Participantes: Podrán participar todos aquellos que lo deseen, de cualquier parte del mundo	En esta edición, la temática de nuestro veterano certamen giró en torno el lema 'Microhistorias en el ascensor'. Subir y bajar en ascensor es algo que nos
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Urano × Neptuno. Urano se aprovecha de la inocencia y amabilidad de neptuno haciendo le cosas horribles, pero nadie RELATOS EROTICOS.

este libro es una recopilación de varios relatos eroticos que yo misma e leído a lo largo de ni ado Usen la escalera, necesito intimidad. Hay decisiones que te cambian la vida. Como decidir subir las escaleras o coger el ascensor. Ascensión Arribas lo sabe bien. Su decisión la catapultó a lo más alto, a ese lugar que ocupan las grandes estrellas, las más brillantes.

Ascensión decidió subir en ascensor ese martes de agosto. Hacía calor, llegaba cargada con la compra. Dijeron que se debió a una subida de tensión en la línea eléctrica. El ascensor se propulsó con tal potencia que salió disparada rompiendo el techo del ático.

Todavía, en noches despejadas, se la puede ver orbitando la tierra aferrada a sus bolsas. La primera vez que la vi en el ascensor me guiñó el ojo, descarada. La segunda, me ignoró. La tercera me sonrió coqueta.

La cuarta no alzó la mirada de su llavero. Soñó que estudiaba en la Agencia Espacial Internacional. Y, justo antes de volver a curvar su espalda, fijar su vista cansada en el telar y mover sus pequeños dedos con rapidez a través de hilos de colores, soñó que sabía leer y escribir.

El joven James acaba de conocer que ha de superar un examen oral de matemáticas para certificar su ingreso en la Universidad de Manchester.

El joven James se coloca en la cola equivocada y cuando llega hasta el profesor, y este le formula las preguntas, se da cuenta de que le están preguntando sobre física y no sobre matemáticas. El joven James piensa que resultaría engorroso explicar la equivocación y, además, el profesor le resulta interesante.

Si el joven James Chadwick se hubiera cambiado de fila el descubrimiento del neutrón tendría que haber esperado. Y seguramente el Nobel. Newton dormía bajo un manzano cuando algo impactó en su cabeza. Se despertó de golpe y al abrir los ojos descubrió una manzana a su lado en el suelo.

La cogió y la observó ceñudo durante unos segundos. A continuación la arrojó bien lejos con todas sus fuerzas mientras lanzaba improperios dirigidos a la fruta. Después cerró los ojos y siguió durmiendo, soñando con asuntos de mayor gravedad.

Me acomodo los lentes mientras presto atención al informe que estoy leyendo. Cuando descubra cómo hacer esto voy a poder filtrar el agua del río, toda la ciudad va a poder volver a usarlo. Ella me hace una caricia en el cabello. Me miras con tus ojos brillantes a través de un microscopio.

Me estudias, aíslas, me divides y compruebas mi material genético.